Gerard Bofill
La vida me ha enseñado que lo más bonito de hacer camino es compartirlo. Dar y recibir amor te hace feliz. Y ver los otros felices es lo más bonito que hay. La natura y los anima-les, los imprescindibles.
— HISTORIA DE CAN BUCH
Un cambio de hábitos, un cambio de prioridades, un cambio de vida
Hace seis años, después de estar inmerso durante mucho tiempo en un ritmo de vida personal y laboral frenético dentro de la gran metrópoli, mi cuerpo me hizo entender que tenía que parar.
Sí. Había dejado de escucharlo hacía mucho tiempo y había priorizado mi ego y mis éxitos por encima de él.
Así fue como, de un día para otro, huí de la ciudad. No sabía por qué, pero necesitaba aire, descanso, calma y sobre todo reconectar conmigo mismo.
Fui a vivir en una pequeña masía en el campo y allá fue cuando descubrí lo que era una vida llena de amor y paz.
Como todo, la adaptación a un nuevo ritmo y una nueva vida no fue fácil al principio: dejar atrás una vida "de ciudad" y cambiarla por una vida rodeada solo de animales y natura chocaba un poco.
Sin embargo, poco a poco, fui creando un vínculo con todas estas pequeñas cosas que tiene el campo, descubrí un estilo de vida que notaba que me curaba, me iba bien.
Curiosamente cuando volvía a la ciudad veía que mi vida se había alejado de todo eso y que ya no vibraba con aquellos ritmos y formas de hacer.
Sí. Había dejado de escucharlo hacía mucho tiempo y había priorizado mi ego y mis éxitos por encima de él.
Así fue como, de un día para otro, huí de la ciudad. No sabía por qué, pero necesitaba aire, descanso, calma y sobre todo reconectar conmigo mismo.
Fui a vivir en una pequeña masía en el campo y allá fue cuando descubrí lo que era una vida llena de amor y paz.
Como todo, la adaptación a un nuevo ritmo y una nueva vida no fue fácil al principio: dejar atrás una vida "de ciudad" y cambiarla por una vida rodeada solo de animales y natura chocaba un poco.
Sin embargo, poco a poco, fui creando un vínculo con todas estas pequeñas cosas que tiene el campo, descubrí un estilo de vida que notaba que me curaba, me iba bien.
Curiosamente cuando volvía a la ciudad veía que mi vida se había alejado de todo eso y que ya no vibraba con aquellos ritmos y formas de hacer.
Leí mucho: nutrición, agricultura, salud, vida holística, natura, geobiología, feng-shui... y me di cuenta de todas aquellas cosas que había obviado y había pasado por alto, sólo por creer en lo que había visto o recibido por los medios de ''desinformación''.
Ya no había marcha atrás, había cambiado mis prioridades, mi visión y, en definitiva, mi vida.
Así fue como nació la inquietud de crear Can Buch.
Un paraíso de paz, naturaleza y salud
Decidí coger un trozo de bosque con cuatro piedras de una antigua masía que estaba en ruinas con el objetivo de vivir rodeado de naturaleza y de un ecosistema sano y equilibrado. Quería vivir en el campo, tranquilo. Cuidando la tierra, las personas y los animales que me rodeaban.
Tenía la inquietud de alejarme del consumismo y acercarme a la soberanía alimentaria. Sí, quería tener un huerto, unos cuantos animales con los cuales cuidar el entorno de la masía y una casa que fuera autosuficiente y ecológica. Y, como no, compartir esta vida con la gente: ''cuidarnos y cuidar el planeta''
Es así como se inició el proyecto de Can Buch: un ecoturismo energéticamente autosuficiente y con una gran producción de alimentos. Un proyecto con el objetivo de cerrar el círculo y hacer las cosas con un respeto total a la vida.
Pasamos dos años y medio construyendo la masía con materiales naturales y ecológicos y mediante la ayuda de artesanos Usamos las piedras que encontramos, barro, cerámica y cal de proximidad. Conseguimos acabados de gran calidad sin emplear materiales químicos ni industriales.
Una reconstrucción basada en todo aquello que había aprendido leyendo: el feng-shui, la geobiología y la construcción tradicional artesana de la zona. Una masía sana.
Llegaba el verano del 2020 y era el momento de compartir todo esto con vosotros, conseguíamos abrir Can Buch.
Después de todo este proceso y hoy, con veintiocho años, puedo decir que lo que me hace más feliz es poder compartir este paraíso de paz, naturaleza y salud con las personas a quienes más quiero y que vienen a pasar unos días, unos meses o su vida aquí.
Ya no había marcha atrás, había cambiado mis prioridades, mi visión y, en definitiva, mi vida.
Así fue como nació la inquietud de crear Can Buch.
Un paraíso de paz, naturaleza y salud
Decidí coger un trozo de bosque con cuatro piedras de una antigua masía que estaba en ruinas con el objetivo de vivir rodeado de naturaleza y de un ecosistema sano y equilibrado. Quería vivir en el campo, tranquilo. Cuidando la tierra, las personas y los animales que me rodeaban.
Tenía la inquietud de alejarme del consumismo y acercarme a la soberanía alimentaria. Sí, quería tener un huerto, unos cuantos animales con los cuales cuidar el entorno de la masía y una casa que fuera autosuficiente y ecológica. Y, como no, compartir esta vida con la gente: ''cuidarnos y cuidar el planeta''
Es así como se inició el proyecto de Can Buch: un ecoturismo energéticamente autosuficiente y con una gran producción de alimentos. Un proyecto con el objetivo de cerrar el círculo y hacer las cosas con un respeto total a la vida.
Pasamos dos años y medio construyendo la masía con materiales naturales y ecológicos y mediante la ayuda de artesanos Usamos las piedras que encontramos, barro, cerámica y cal de proximidad. Conseguimos acabados de gran calidad sin emplear materiales químicos ni industriales.
Una reconstrucción basada en todo aquello que había aprendido leyendo: el feng-shui, la geobiología y la construcción tradicional artesana de la zona. Una masía sana.
Llegaba el verano del 2020 y era el momento de compartir todo esto con vosotros, conseguíamos abrir Can Buch.
Después de todo este proceso y hoy, con veintiocho años, puedo decir que lo que me hace más feliz es poder compartir este paraíso de paz, naturaleza y salud con las personas a quienes más quiero y que vienen a pasar unos días, unos meses o su vida aquí.
Al final, lo más bonito y lo que genera más felicidad de la vida de campo es compartir el día a día con los animales y las personas que te rodean.
Cuidar y dar amor en cada momento.
Gracias, siempre gracias.
Cuidar y dar amor en cada momento.
Gracias, siempre gracias.
In lack’ech.